90 AÑOS DE APRISMO.



El aprismo nació con Haya de la Torre y comenzó a echar raíces con el grupo Norte; con Orrego, Macedonio de la Torre, Ciro Alegría, con César Vallejo y su profético discurso al pichón de cóndor. El aprismo nació con la reforma universitaria liderada por Gabriel del Mazo en la Argentina. Con el congreso de la FEP en el Cusco. El aprismo comenzó a crecer con la jornada por las 8 horas de trabajo; con Fonken, Barba, Lévano y Sabroso. Con la fundación de la Federación Textil. Con la Universidad popular. Y con la fiesta del árbol en Vitarte. 


El aprismo, se bautizó en la jornada por la libertad de conciencia y con la fundación del frente único el 23 de mayo del año 23, bautizo que se regó con la sangre derramada por Salomón Ponce y Alarcón Vidalón. El aprismo, fue fortaleciéndose en la lucha y en la defensa de los intereses populares con la prisión en el frontón, con la huelga de hambre seca y la deportación de Víctor Raúl. Y cuando Haya de la Torre salió por los caminos de Indoamérica, el aprismo alumbró las conciencias con su fundación -en México, el 7 de mayo de 1924- en plena alborada de la revolución de Madero, Pancho Villa y Zapata. Y así es como el aprismo traza su rumbo y se reafirma con la fundación del PAP el 20 de setiembre de 1930. 



En su lucha por la defensa de los derechos humanos y políticos, el aprismo se mistificó con el levantamiento popular del 7 de julio de 1932, con el liderazgo de hombres del pueblo, ahí estuvieron Búfalo Barreto, Alfredo Tello, Remigio Esquivel, María Luisa Obregón, Agripina Mimbela; y Carlos Phillips, que con su mensaje religioso -solo Dios salvará mí alma y solo el aprismo salvará al Perú- señalo el camino de las vidas de miles y miles de compañeros que dieron todo sin pedir nada a cambio, porque lo único que guio el accionar y el heroísmo de miles de compañeros, fue el pan con libertad. Así avanzó el aprismo en la gran clandestinidad, con la prisión de Haya de la Torre el año 32. Ese fue el año de la barbarie.


El aprismo regó sus semillas de libertad, democracia y justicia social, con la sangre irreverente, consecuente y revolucionaria de los mártires obreros. Con la fe, unión, disciplina y acción de Arévalo Cáceres, y con el compromiso de los muertos que también saben esperar, como lo hizo Negreiros Vega. La sangre de estos mártires, son las que abonaron las tierras de colorado chico y la de Petit Thouars. Por eso, es que el aprismo jamás se detuvo y siguió creciendo. El asilo de Haya de la Torre en la embajada de Colombia, como su destierro, no le hicieron mella al Apra, por el contrario, cuando vuelve Víctor Raúl el año 57, el Apra se hacen grande, porque ni el veto del año 62 mellaron su capacidad de desprendimiento y de renuncia frente al militarismo y al antiaprismo que se oponían a la libertad, la democracia y al desarrollo de nuestra patria.


Pero el Apra a pesar de las adversidades seguía creciendo y avanzando. Y la lucha que nació para hacer la revolución pacifica y democrática en nuestra país no pudo detenerla, ni la persecución, ni la cárcel, ni el destierro, ni la muerte. Porque después de vencer a la dictadura militar del año 68, con la realización de la constituyente, el 79, y las elecciones generales el 80. el Perú volvió a ser libre y democrático. Así fue como nacimos, crecimos y nos hicimos grandes; siempre en la lucha y el combate denodado para la realización de nuestros ideales.
Son noventa años de lucha incansable, y los traidores, los tránsfugas, los infiltrados, y los viejos disfrazados de jóvenes no han logrado detener nuestra marcha.

90 años y nuestra estrella sigue alumbrando nuestro camino; nuestro himno, la Marsellesa aprista la seguimos cantando henchidos de emoción como lo hicimos desde el primer día, nuestras banderas, la del Perú, la del Incanato y la de Indoamérica, siguen flameando sobre las inmensas muchedumbres, y nuestro saludo con el brazo izquierdo en alto, sigue siendo nuestro compromiso leal de lucha.

Alan García Pérez; el abanderado del aprismo, llegó dos veces a la presidencia de la república y puso en marcha el sueños de los peruanos que durante 90 años quisimos libertad, democracia y derechos humanos, que luchamos por salir de la pobreza con educación y salud de calidad, con luz eléctrica, con agua y desagüe para nuestros pueblos; con carreteras, con irrigaciones, con hidroeléctricas, con escuelas y hospitales. Así, la justicia social de nuestro tiempo auroral fue enriqueciéndose y abriéndose paso en los nuevos horizontes de la realidad que hoy nos corresponde vivir. 

Vendrán más años y más años de lucha denodada, y el Apra con Haya de la Torre estarán ahí como el Cid campeador para seguir venciendo en mil combates, hasta lograr completamente la realización de la justicia social del pan con libertad.

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