¡El APRA es una sola y nadie la divide!; no es una grita, es la expresión que nace como respuesta de lucha contra los enemigos de fuera y dentro del Partido, es lo que dialécticamente entendemos como la lucha de contrarios, lucha del bien contra el mal, lucha de lo nuevo contra lo caduco, lucha de la excelencia contra la ineptitud, lucha que ha tenido, tiene y tendrá nuestro partido, no podemos negar que ésta lucha es parte del proceso de contradicción de nuestra vida institucional, frente a la realidad concreta que nos corresponde vivir.
Cuando el Apra insurgió, los de la derecha y la plutocracia, dijeron que éramos apro-comunistas, los seguidores del comunismo internacional, nos llamaron pro-imperialistas y acólitos de la derecha -sus guardianes como los de la dictadura Velasquista- dijeron que éramos un partido, viejo, apolillado y de dirigentes caducos; Fujimori, en su momento, dijo que iba a colgar a todos los Apristas de cada poste en los caminos de nuestra patria, en fin, sobre el Apra y los Apristas, cada quien tiene su verdad.
Pero lo cierto, es que Haya de la Torre, siempre nos recordaba que el APRA, desde su origen, señaló su propio rumbo y Armando Villanueva, en su oportunidad, afirmó que somos el partido de un solo camino.
El Apra es y será un partido joven y con el llegó la hora de la juventud para nuestra patria, la primera generación histórica, insurge con Haya de la Torre -en la plenitud de su vida, cuando tenia 29 años, el 7 de mayo de 1924 fundó el Apra en México- y con él, se incorporaron a la lucha Carlos Manuel Cox, Ramiro Priale, Alcides Spelucín, Antenor Orrego, Luis Alberto Sánchez, Manuel Arévalo, Alfredo Tello Salavarria, Ciro Alegria, Cesar Vallejo, su hermano Agustín, Arturo Sabroso, Manuel Seoane.
Esta generación es la que rompe el pacto infame de hablar a media voz, es la que se enfrenta a la vieja sociedad, donde se ponía el dedo brotaba pus, es la que se opuso a los clubes de amigos, a los clubes de compadres y a los clanes familiares, que se unían electoreramente para repartirse el presupuesto nacional.
A esa generación, le siguió la de Armando Villanueva del Campo, Luis de las Casas, Andrés Townsend, Negreiros Vega, Cachito Bedoya, Nicanor Mujica, Carlos García Ronceros, Juvenal Ñique, Garrido Malaver, promoción que ayudó a enriquecer la lucha para la realización de nuestras propuestas revolucionarias.
Después vino la de Carlos Enrique Melgar, Valle Riestra, Pedro Yugar, Lozada Estambury, Alva Castro, Larco Cox, Torres Vallejo.
El año 69, en plena dictadura militar, se consolidó la promoción histórica de Alan García Pérez, Carlos Roca, Cesar Vega Vega, Roque Benavides, Cesar Campos, Mauricio Mulder, Manuel Garcia, Antonio Chang, Fernando Arias, Hilda Urizar, JJ Uchuya, Walter Espíritu, Wilber Bendezu, Edilberto Ángeles, Fernando Dávila, Felix Pizarro, López García, Roncal, Calle, Medrano, Lache, Díaz Camacho, Guillen, Antonio y Andres Aguilar, en fin, fuimos muchos jóvenes que tuvimos el honor de ser parte de la última promoción educada directamente por Haya de la Torre.
El año 85, después de varias décadas de lucha el partido del pueblo entregó las banderas a nuestro hermano y compañero Alan García Pérez, y por dos veces con su liderazgo, llegamos a ser gobierno nacional, iniciando así el hermoso sueño de la justicia social de pan con libertad.
Las contradicciones que se iniciaron desde 1917 y siguieron hasta los 80as, fueron básica y fundamentalmente por cuestiones doctrinarias, ideológicas y de estrategia política.
Como es conocido muchas personalidades peruanas e indoamericana militaron en el Apra y debido al debate interno se alejaron, por que pensaron que éramos un calco de la izquierda europea y no entendieron que el Apra es una doctrina autóctona, autónoma, completamente Indoamericana, sin dependencia ni influencia extranjera, no entendieron que somos el partido que organiza en su seno a los jóvenes y veteranos, a los hombres y mujeres, a los estudiantes y profesionales, a los obreros, a los campesinos, a la clase media, a los emprendedores y emergentes; por eso somos el partido de la revolución, es decir, el partido de frente único.
La mística política del Apra fundacional, es distinta a la de estos tiempos; hace 100 años, la derecha y el militarismo, no entendían las propuestas, políticas, sociales, económicas y morales del Apra y de Haya de la Torre; nunca antes, líder alguno le había hablado al país como lo hizo Víctor Raúl, nunca antes les habían hablado a los peruanos del gran cambio, de la revolución pacifica dentro del estado de derecho, nadie organizó un partido político, democrático y moderno como el Apra, con ideología, doctrina y filosofía propia, nadie les habló de la gran transformación de las viejas estructuras de nuestro país, por eso, los que no entendieron y no comprendieron, reaccionaron persiguiendo, encarcelando y matando a los Apristas.
Antes de fundarse el Apra como movimiento continental y como partido político en el Perú, Haya de la Torre se enfrentó abiertamente al populismo electorero, que se sostenía en la ignorancia de las masas, se enfrentó a los que compraban los votos con butifarra y alcohol, a los que se hacían elegir haciendo fraude y propiciando el voto a mano alzada bajo la mirada corrupta de los caporales o capataces, por eso, Haya de la Torre inició su lucha por terminar con la ignorancia del pueblo y decide educarlas, organizando las UPGP, para que el pueblo bajo el lema de “si sabes algo enseña y si sabes poco aprende”, se libere del yugo explotador y de esa forma, evitar el voto comprado con la pollada, con la caja de cerveza, con el kilo de fréjoles o con prebendas que atentan contra la dignidad de las personas.
Armando Villanueva del Campo, la noche del dos de agosto del año 79, dijo: “¡Haya a muerto!, ¡viva el Apra!”, con esa expresión, dio a conocer que nuestro Jefe se había convertido en polvo cósmico en viaje hacia las estrellas, pero también anunció, el inicio de la nueva era del Apra post-Haya.
Tenemos que entender que el Apra no es una isla dentro la sociedad, somos el reflejo
de ella, hace tres décadas, la organización del partido comenzó a decaer, y en
gran parte del Perú se encuentra acéfala, de ésta situación, somos culpables
todos los Apristas, unos por acción y otros por omisión; descuidamos nuestra
tarea de partido escuela y de frente único, la cercanía al poder nos llevó a la
inacción y al facilismo; la mesa tendida, el burocratismo político y la
sensualidad del poder, nubló por completo el norte de la dirigencia partidaria; la militancia
dejó de lado su labor de fiscalización hacia los dirigentes y hacia las autoridades publicas que salieron de las filas de nuestro partido, y permitió
que los oportunistas y elementos sin formación alguna y carentes de valores éticos, se infiltraran y saltaran con garrocha todos nuestros filtros de control partidario, por esos hechos, el
pueblo se alejó de nuestro partido.
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