NICOLÁS MADURO ES UN HAMBRADOR.

Hace pocos días la opinión publica mundial quedó atónita al ver fotos y vídeos en el que Nicolás Maduro y su esposa, llamada huachafamente "la primera combatiente", disfrutaban de un banquete con carne de primera, licores finos y habános. Esto no seria raro en un mandatario, si su pueblo disfrutara de alimentos, medicinas y de un futuro promisorio.

Actualmente, este no es el caso de Venezuela, que desde hace casi veinte años ha dejado de ser un país que estaba en el circulo virtuoso del crecimiento y el desarrollo, y que por obra de Chávez, Maduro y de la cúpula comunista castro-chavista, hoy se encuentra en el circulo vicioso de la ineptitud y la corrupción.

El hambre y la miseria es la consecuencia de la aplicación de políticas trasnochadas -que en los países donde se pusieron en práctica- sencillamente los llevaron a la mas espantosa crisis. En Venezuela, no solo hay hambre, sino que el futuro se ha truncado para millones de jóvenes, que son los primeros en huir de esa catástrofe social, los profesionales de primera, se fueron de su país a buscar nuevos horizontes. Los venezolanos que se quedaron, son los que cada día buscan y rebuscan posibilidades para sobrevivir.


Ante esta situación, los lideres de la oposición política, con algunas excepciones -como la de María Corina- por desgracia no están a la altura de las circunstancias históricas. Las jornadas populares en las que buscaron el retorno de la libertad y la democracia, y en las que murieron cientos de jóvenes y adultos, en la practica quedaron en el olvido -éste hecho, es el que mas dolor causa en el pueblo, que ha reaccionado negativamente hacia ellos-. A la gran mayoría de políticos opositores, se les ha descubierto que conviven por lo bajo con la tiranía, para proteger sus intereses personales; otros, hacen turismo diplomático y le rezan a Dios para que los libere de la peste roja enquistada en el poder.
La comunidad internacional y las democracias Indoamericanas, continua con su trabajo tradicional; por lo visto, no entiende que una dictadura comunista, como la que se ha instaurado en Venezuela, no caerá, ni dejará el poder por la vía democrática, por los buenos oficios o por la presión internacional, económica, política o diplomática; estos mecanismos no funcionarán con esta tiranía que se ríe de todos -El ejército continental, como lo propuso Haya de la Torre, habría sido la solución para este caso-. Pero creo que mas allá de los buenos oficios y de las resoluciones de presión formal, debe manejarse la posibilidad efectiva de la participación militar para liberar al pueblo venezolano de la peste comunista que la azota.
No podemos permanecer impasible ante el dolor cotidiano y ver como huye la gente de su país -como dato adicional, es bueno recordar que ésta es la diáspora mas intensa que se ha registrado en la historia de la humanidad- Por lo tanto; no podemos ser insensible y mirar como cada día, miles de hombres, mujeres y niños, caminan a pie, bajo la inclemencia de los climas de los países que cruzan, para conseguir un poco de comida, medicinas y oportunidades para vivir dignamente.

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