SOMOS BÚFALOS

El búfalo, es una criatura noble, amiga del hombre cuando este lo respeta, es parte de la creación divina; es una creatura que demuestra bravura para defender su territorio, si abrimos su pecho, seguro que encontraremos en su corazón ternura, amor y mucho valor; pero cuando guía a su manada, no tiene temor de dar su vida por salvar la de ella.
A los Apristas nos encanta que nos llamen "Búfalos", porque es sinónimo de amor, de bravura, de lucha y de lealtad para con nuestro Partido y con nuestro Jefe.
Manuel Barreto Risco, aceptó el nombre de esta hermosa y leal obra de Dios, que le puso el pueblo trujillano; en realidad, la figura del comandante de la revolución del siete de julio del año 32, es impresionante y llena de anécdotas; conversando un día con Jorge Idiáquez Ríos, en uno de esos años que viví en Villa Mercedes, me decía que cuando terminó la batalla y los combatientes habían tomado el cuartel, Alfredo Tello Salavarria, que se hizo comandante en plena captura del O 'Dónovan, le ordenó recoger los cuerpos de los combatientes caídos en aquella madrugada; el primero que buscaron fue el de Búfalo Barreto; Idiáquez Ríos, dice que cuando vio su cuerpo se quedó paralizado, antes de recogerlo lo contempló unos segundos, que parecieron horas y horas, fue cuando Pipa Azabache, le dijo ¡Jorge!, entonces salió de su embelesamiento y por ultima vez observó al hombre enérgico y decidido que había conocido en vida; continuó hablando, y me dijo: ¡Ahí estaba el Búfalo!, tirado sobre el suelo con sus brazos abiertos abrazando a Dios, que seguramente besó su frente antes de su ultimo suspiro; ahí tendido, era mucho mas grande que cuando lo vi vivo, sus piernas y sus brazos eran inmensos, su cuerpo parecía un algarrobo de cientos de años caído sobre la tierra, su cara y sus ojos claros miraban al cielo infinito llenos de fe y optimismo, su cabello encrespado, su barba espesa, su ropa bañada por el rojo que brotó de su cuerpo lo hacían inalcanzable. Recogimos a Búfalo, y con Pipa Azabache lo pusimos sobre el tablado de un porta cañón, que tirado por los Tigres de Laredo y los Leones de Casa Grande, lo llevamos por las calles de Trujillo hasta el hospital. Los trujillanos ya sabían del triunfo popular, y cuando la gente gritaba su nombre y lo llamaban Búfalo, Búfalo, mi piel se erizaba de emoción, y los combatientes que llevábamos su cuerpo yerto, entendimos entonces que el Búfalo se había convertido en un Mártir, en una leyenda, en un héroe del pueblo que viviría por siempre.
Búfalo, gritan los compañeros
Búfalo, Búfalo hay que luchar
Que viva el Apra mis compañeros
Que viva el pueblo que va a triunfar.
Somos Apristas, somos amorosos, somos fraternos, pero por encima de todo somos firmes y leales militantes a un Partido lleno de historia, somos herederos del Búfalo Barreto, también de un movimiento popular que nació regado por la sangre de hombres libres que murieron por un ideal sagrado llamado justicia social de pan con libertad; ser Búfalo es un inmenso honor para un Aprista consecuente y firme defensor de nuestros ideales, ser Búfalo es no tenerle miedo a la muerte ni a la persecución, ni a la cárcel o al destierro, porque sabemos que nuestra lucha es y será por la gran revolución espiritual, moral, para darle bienestar y felicidad a nuestro pueblo. Es lo que nos enseñó Víctor Raúl.
¡Somos Búfalos, viva Barreto!

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