YARACUY Y SU DIOSA

 

Yaracuy Tierra de María Lionza.
La leyenda existe y cada día es enriquecida por los habitantes de éste hermoso lugar. La montaña sagrada, mística y telúrica que cobija esta increíble leyenda está ubicada geográficamente en Chivacoa -territorio yaracuyano-. La creencia y la fe del pueblo está representada en ésta Reina indígena. Diosa revestida de poderes especiales que le da la montaña del Sorte, para enfrentar la maldad, y de esa forma defender el amor y la bondad de su gente. Pero María Lionza también representa el ímpetu, la belleza y la fortaleza de la mujer venezolana que lucha por el amor y la grandeza de su tierra; ésta Diosa que está bendecida por la energía que brota de la naturaleza, es la reina de éste verde y lluvioso territorio. Por lo tanto; se ha convertido en el icono mítico de estos llanos y montañas representando la energía cósmica que los santeros y chamanes a través del tiempo y de la magia de lo desconocido la mantienen viva en el corazón de su gente.
"En la montaña del Sorte está Yaracuy,
en Venezuela,
vive una Diosa,
una noble Reina de gran belleza y de gran bondad,
amada por la naturaleza e iluminada de caridad ...

Éste es el homenaje que le hace nuestra hermana republica de Panamá, a través del canto de Rubén Blades, en realidad, es un hermoso gesto que vale la pena resaltar, porque no solo está dedicado a nuestra querida María Lionza, sino, que también está hecho para el bello paisaje enquistado en la zona Centro Occidental de la tierra de nuestro Libertador Simón Bolívar.  
Para algunos, Venezuela podría ser el nombre de una hermosa y bella mujer; y para otros el nombre de un valiente y aguerrido guerrero; pero, Venezuela, tierra de extensos llanos verdes, tejida por ríos y adornada por incomparables saltos de agua; bañada por el mar de arenas blancas, con aguas que van del azul tenue al azul profundo; es, sin lugar a dudas, tierra de creyentes, tierra en la que se venera al Dios de nuestros Indígenas y emigrantes; pero también al milagroso Trujillano José Gregorio Hernández, y a la Divina Pastora -patrona de Barquisimeto- y vecina de esta dulce y hermosa tierra llamada Yaracuy.
Dice la historia, que Yaracuy es el nombre del jefe de la tribu Jira Jara y padre de María Lionza; pero Yaracuy, también es tierra de sol radiante, de montañas verdes color esperanza, de vientos y lluvias que se mezclan con el aroma del ave del paraíso y del bastón del cardenal, flores silvestres que brotan de las bondadosas y amorosas entrañas de esta tierra de paz y ternura que todos los días enamora a su gente y al visitante.

Yaracuy es bonito, de día vive lleno de alegría con el canto incesante de sus aves silvestres; y de noche, del disfrute de sus suaves caricias y del goce de la brisa que besa la piel de su gente. Yaracuy es tierra de cielo limpio y abierto y cada día nos recuerdas la grandeza del creador porque aquí se goza y se disfruta del universo, y puedes ver las constelaciones de infinitas estrellas; Yaracuy es tierra de luna inspiradora que hace cantar a poetas y que incentiva el nacimiento de nuevos amores.
Yaracuy es tierra que retumba al son de los tambores, tambores que se sienten en el corazón de su gente, tambores que hacen hablar a las montañas, tambores que hablan con las manos de los negros de Veroes, y que le cantan con honores a su Diosa Yaracuyana.
Yaracuy es cuna de bravos indígenas, es tierra de negros y blancos, de gente piel canela o café con leche, Yaracuy es tierra de gente nacida aquí y venida de allá. Y como diría Vasconselos, Yaracuy es tierra de la raza cósmica.

Epa hermano, éste es Yaracuy y su capital San Felipe; aquí está Albarico y San Javier; luego tienes a Arístides Bastidas con San Pablo; por ahí viene Cocorote e Independencia; si quieres ir a Veroes ahí está el Guayabo y el Farriar; también te espera Bruzual con Campo Elías y Chivacoa; y Bolívar con las minas de Aroa; también puedes ir a Nirgua y conocer Salom y Temerla; o llegar a José Antonio Paéz que te espera con su Sábana de Parra; aquí en Yaracuy también esta la Trinidad con Boraure; Manuel Monge con Yúmare, y cerquita esta Urachiche; también Súcre y su apacible Guama; o Peña, con San Andrés y Yaritagua.
Mí pana, Yaracuy es calidad; aquí se comen arepas de maíz pelao, cachapa de jojoto con queso, empanadas rellenas con carne mechaita; también hay pabellón nacional con caraotas, o los sabrosos hervios. Y después de una buena comilona puedes asentarlo con cocuy o un buen café marrón, y si no, con un sabrosito guayoyo. Yaracuy, es tierra de los toros coleados; ¡ah mundo! tierra de Florentino y el diablo; de la gente de a pie que habla cantaíto; tierra de ellos que son mis hermanos, que me contaron sus tradiciones, del vale chamo, del fino si es educao, del pa' lante si hay que avanzar sin importar na, vasié, si tienes dudas, o del ¡na' guara! y su música del llano.
Mí pana, Yaracuy es tierra de costumbres bonitas.
Por ahora me quedo aquí.

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