LA JORNADA DE LAS 8 HORAS DE TRABAJO


De mi libro:
Víctor Raúl Maestro del Siglo XXI

Víctor Raúl, en Trujillo, su ciudad natal, había tenido contacto con sus hermanos trabajadores, aprendió a quererlos y sentir admiración por ellos, a pesar de su juventud, fue solidario con sus luchas reivindicativas, llevó en su mente el recuerdo de Julio Reynaga, líder anarquista que luchaba por los derechos de sus compañeros que trabajaban en las haciendas azucareras de nuestra costa norteña, en su mente estaba fresco el recuerdo de la explotación que sufrían nuestros hermanos en el sur del país, y, el trato que obtenían de los hacendados abusivos.

En Lima, Víctor Raúl, se dedica a estudiar y a luchar por las reivindicaciones sociales de los trabajadores, los dirigentes obreros comienzan a buscarlo para que por su intermedio, los estudiantes universitarios se involucren en la defensa de sus derechos, Sabroso Montoya, Gutarra, Fonkén, los hermanos Lévano, Portocarrero, Casabone, Navarrete y Tataje, entre otros dirigentes, se vuelven asiduos amigos, y con ellos recorre las fábricas en las que sostiene reuniones con los trabajadores de cada gremio, vista sus centros de producción y conoce a fondo el tema laboral; entonces, la jornada de las 8 horas, los derechos económicos y las condiciones laborales comienzan a formar parte de su agenda de vida. Víctor Raúl, se comprometió con sus amigos obreros a luchar junto a ellos, pero también les ofreció hacer las gestiones para que sus compañeros estudiantes se unan a la lucha, a partir de entonces inicia las gestiones ante la Federación de Estudiantes para que oficialmente este gremio se involucre en la lucha obrera, las gestiones no fueron fáciles pero logró su objetivo, en la asamblea estudiantil lo nombraron como delegado responsable, para que él, sea el que los represente, con él también designaron a los estudiantes: Bruno Bueno y Valentín Quezada.

Desde 1913, los obreros profundizaron sus luchas para conseguir las 8 horas de trabajo, se sucedieron una serie de paros y huelgas, pero en los meses finales de 1918 los obreros acentuaron con vehemencia sus jornadas de protesta para que el gobierno atienda sus demandas. Se organizaron en la Federación Obrera Local de Lima, que centralizó la lucha, e iniciaron el paro general, que comenzó el 13, siguió el 14 y el 15 de enero de 1919. Los empresarios de aquel entonces, liderados por el Dr. Mariano Ignacio Prado, que representaba los intereses de la empresas eléctricas, y el mismo Presidente, don José Pardo y Barreda, que representaban los intereses de las familias que eran dueñas de varias haciendas azucareras, en las que, las jornadas de trabajo eran de 14 a 16 horas, formaban el frente duro en las negociaciones para lograr el ansiado derecho laboral. El Ministro de Fomento, Manuel Vinelli, jugó un papel importante en la conquista de este derecho, Vinelli se comprometió con Víctor Raúl a lograr la conquista poniendo de por medio la renuncia a su cargo si el Presidente Pardo se negaba a firmar el Decreto Supremo, hecho, que provocaría una crisis ministerial del alicaído gabinete.

Víctor Raúl, textual: “A las 5 y 10 minutos de la tarde del 15 de enero de 1919, el automóvil del Ministro de Fomento se detuvo en el local de la Federación de Estudiantes del Palacio de la Exposición. El chauffer me entregó un pliego y me dijo que el Ministro continuaba conferenciando con el Presidente y, que adelantaba el envío del decreto. Con don Pedro García de la Arena, el gran administrador de la Federación, leímos el texto. Y convencido de que era el mismo que habíamos acordado con el Ministro me dirigí hacia el local de la Asamblea. Abriéndome camino en medio de una muchedumbre apretada y expectante, pude llegar hasta la plataforma y pedí la palabra: ¡Hemos triunfado compañeros!”, fue lo que dijo Haya de la Torre. A partir de ese momento los presos salieron en libertad y la ciudad recuperó su vida habitual...


Comentarios